
El hígado es un órgano vital situado en la cavidad abdominal, en el costado superior derecho, abarcando una zona importante por debajo de las costillas. Ocupa gran parte de la cavidad abdominal. A través del hígado fluyen grandes cantidades de sangre al día provenientes del intestino. El hígado guarda una estrecha relación con la fase líquida de nuestro organismo. Su apariencia es de sangre coagulada, casi líquida.
En el Hígado las sustancias alimentarias asimiladas son potenciadas. Durante el proceso digestivo las sustancias alimenticias pierden las caracteristicas relacionadas con su origen animal, vegetal o mineral. Son reducidas a sus unidades químicas mínimas como prerrequisito para ser ingresadas en el organismo humano. La sustancia que no realice este proceso, es portadora de elementos extrahumanos y no podrá ser transformada adecuadamente, se comportaría como un pro-inflamatorio dentro del organismo. Generando un foco de inflamación o de alergia. En el hígado la sustancia alimentaria procedente del reino animal, vegetal y mineral es «humanizada». Gracias a la digestión las sustancias pierden sus caracteristica extrahumanas y son asimiladas por nuestra individualidad.
El hígado es el órgano mas importante para nuestra vitalidad. En él se generan procesos anabolizantes (de crecimiento y reparación) y almacenamiento de sustancias como reservas disponibles para adaptarse a las necesidades del organismo.
El hígado es el órgano donde se concentra la mayor cantidad de calor, así tenemos la imagen del Calor y del Agua en el hígado, semejante a una Floresta tropical,-«las selvas tropicales serian el hígado del planeta»-, en donde ocurren transformaciones metbólicas complejas de la biomasa que mantienen en equilibrio el ciclo del Agua, del oxigeno, del carbono etc…
El hígado es la zona tropical del cuerpo, sabemos que donde hay calor hay vida, es llamado también “el órgano de la vida”. Por ello su capacidad de regeneración es muy elevada. La mayor del organismo. La sensación de restauración y descanso aportada por el sueño, proviene de una adecuada función restauradora hepática.
Prometeo le roba el fuego a los Dioses (la conciencia) y es condenado a estar atado en el Monte Cáucaso en donde durante el día, un águila le devora su hígado, el cual se regenera en las noches (pérdida de conciencia) y es de nuevo devorado al día siguiente.
Tenemos la polaridad entre Vitalidad y Consciencia. El exceso de actividad intelectual en nuestra vida ajetreada, nos genera un desgaste sobre la actividad vital. Surgen los estados de fatiga, agotamiento e insomnio, como características propias de nuestro tiempo. La uní-lateralización de procesos intelectuales van en detrimento de nuestra vitalidad.
LOS RITMOS EN EL HÍGADO
El Hígado no sólo regula los procesos químicos y vitales de nuestro organismo, sino que ademá, establece sus propios ritmos circadianos de trabajo y descanso.
- Inicia su actividad a las 3 am hasta las 15h.
- Inicia su descanso entre las 15h y las 3 am.
Debemos respetar y cuidar estos ritmos circadianos vitales para preservar nuestro equilibrio interno. En consecuencia, la proteína y las grasas no deberían ser ingeridas en la cena, cuando el hígado descansa y entra en la fase de restauración de nuestro oganismo. Más apropiado sería ingerir las proteínas en el desayuno cuando el hígado está en plena actividad. Un antiguo refrán portador de la sabiduría popular retrata la función rítmica del hígado: “Desayunar como un Rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo”.
El ser humano cuyo hígado funcione correctamente está pleno de vitalidad, se siente bien dentro de sí, es activo y emprendedor. Si el hígado no cumple correctamente la función asimilativa y depurativa, la vitalidad decae, surgen síntomas de apatía, tendencia depresiva, fatiga, cefaleas, insomnio a las 3 am y agotamiento después de comer.
En consecuencia se deducen las siguientes pautas higiénico-alimentarias que debemos tener en cuenta para cuidar de nuestro hígado, ya que la trepidante vida cotidiana es como el águila que nos devora nuestro hígado día a día:
- Tener una alimentación lo más rítmica posible, utilizando los alimentos de temporada, los cuales siguen el ritmo anual de las estaciones.
- Comer a las horas adecuadas siguiendo una pauta rítmica de horarios.
- Preferir alimentos de origen orgánico o de agricultura biológico-dinámica (sello Demeter).
- Usar especies como el hinojo, el laurel, el comino, el romero, la cúrcuma, el ajo, etc…
- Cocinar los alimentos de manera sencilla: al vapor, a la plancha o al horno.
- Mantener un buen ritmo intestinal de deposiciones.
- Evitar comer alimentos proteícos y grasos a partir de la tarde-noche. Es preferible tomar una cena ligera y temprana a base de verduras, cereales y fruta, todo ello cocinado (crudo en estaciones veraniegas preferiblemente), de este modo facilitaremos su digestión y asimilación.
Envoltura de Milenrama.
Para cuidar del hígado aplicaremos una envoltura de calor-húmedo sobre la zona hepática con Milenrama acompañado de una bolsa de agua caliente en la zona hepática durante unos 20 minutos aproximadamente, después de la comida o bien antes de acostarnos. Sí deseamos, podemos alternarlo, con un baño caliente de pies con milenrama de unos 15 minutos de duración, para vitalizar el hígado.
Cuida tus pensamientos… porque se volverán palabras
Cuida tus palabras… porque se volverán actos
Cuida tus actos… porque se harán costumbre
Cuida tus costumbres… porque forjarán tu carácter
Cuida tu carácter… porque formará tu destino
Y tu destino será tu vida.
Mahatma Gandhi